Si en algo destacamos los seres humanos es en que somos unos estupendos detectores de caras. Reconocemos una cara en la distancia, en condiciones de escasa visibilidad y somos
capaces de identificar la dirección en que apuntan los ojos e incluso intuir las intenciones. Pero no solo eso. En 1980, al profesor de Psicología Peter Thompson se le ocurrió hacer una serie de pruebas con la percepción de caras y descubrió un curiosísimo efecto.
Cojamos una cara y démosle la vuelta. A continuación, mediante edición gráfica, vamos a darle la vuelta a los ojos y la boca y a ponerla en la dirección correcta. Lo que sucede es que nuestro cerebro no nota la diferencia
ni que hay algo erróneo en la imagen, hasta que volvemos a dar la vuelta a la imagen. Veamos:
El conocido como "Efecto Thatcher"
Esta ilusión visual se conoce como efecto Thatcher
porque el ejemplo más conocido se hacía con un retrato de la primera
ministra británica. Como ves, las dos imágenes de la izquierda son la
misma, solo que la versión de arriba es la invertida. Y lo mismo las de
la derecha. Pues bien, en la versión de la parte derecha superior apenas nos choca la orientación de los ojos en comparación con la de abajo, y sin embargo son la misma foto. Como el concepto es difícil de pillar a la primera, veámoslo en este magnífico vídeo de Open University:
¿Por qué se produce este efecto? Los científicos creen que se debe a los módulos neuronales que se dedican a interpretar caras, especialmente ajustados para interpretar caras del derecho y no del revés. Se sospecha esto porque
las personas que tienen un daño cerebral y dejan de reconocer las caras- lo que se conoce como prosopagnosia - no experimentan el efecto Thatcher. Como tienen dañadas las zonas del cerebro que analizan las estructuras faciales, el efecto no se produce en ellos.
También se ha demostrado en muchos experimentos
que el efecto tiene lugar igualmente en monos Rhesus y chimpancés, lo que sugiere que esta capacidad pudo surgir en un ancestrocomún hace más de 30 millones de años.
Fuente:Por Antonio Martínez Ron | Neurolab
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