Semejando el final de una puesta de sol, esta placida silueta desnuda nos hace soñar sin dejar de estar despiertos...
Eso no se nota en la fotografía de hoy. El solitario bañista disfruta ser amo y señor del mas plácido de los ríos. Para el no corre el tiempo, su horizonte vital es sólo el dolce far niente...