Su expresión, muy seria y formal, cambió cuando le conté de mi primer encuentro con SS el Dalai Lama. Jetsun sonrió y, gracias a esta fotografía, puedo compartir con ustedes ese precioso instante. (VER: http://ricardoaliagafotografia.blogspot.com/2007/10/cuando-conoc-al-dalai-lama.html ).
Respecto a ella, podemos agregar que: Jetsun Pema fue una más de los cientos de miles de tibetanos que debieron exiliarse cuando hace medio siglo las tropas chinas invadieron Tíbet, llevando a un repentino y violento término los siglos de antiguo aislamiento de Tíbet detrás de los Himalayas. Inmediatamente después de la invasión, el Dalai Lama, el líder espiritual y temporal de Tíbet, y casi 100.000 tibetanos huyeron al exilio en India. Esto les permitió recibir una educación moderna y occidental.
Ella dice: “Para mí fueron años de gran angustia, pero al mismo tiempo mi educación me enseñó que lo más importante era hacer que mi propia vida fuera significativa. En todas estas instituciones en las que estuve me inculcaron la idea de ayudar a los pobres, ayudar a los que lo necesitan. Entonces ya sabía que quería hacer algo por el Tíbet”.
Cuando volvió a la India, Jetsun Pema tenía un propósito muy definido: “Hasta 1964 yo estuve realizando tareas administrativas en la oficina de Su Santidad. Pero ese mismo año, cuando murió mi hermana, Su Santidad me dijo que tenía que continuar con el trabajo que estaba haciendo ella. Por eso es que tengo un agradecimiento tan grande a la educación que tuve, porque me ayudó a tener el claro propósito de ayudar a los demás. Así pude ayudar en la situación más difícil de nuestra historia, porque no hay nada peor para un pueblo que perder su propio país”. Hoy en día y después de más de cuatro décadas en exilio, la comunidad de refugiados tibetanos - más de 120.000 personas - ha logrado reconstruir sus vidas en un entorno completamente ajeno, alcanzando una autosuficiencia casi completa.
Casi todos los asentamientos cuentan con colegios primarios y secundarios, centros de salud para atención primaria y cooperativas. El éxito de la comunidad de refugiados tibetanos se atribuye a su ardua labor, espíritu de independencia y adaptabilidad. Esto les ha permitido aprovechar al máximo la asistencia humanitaria entregada, tanto por el gobierno y el pueblo indio, como por organizaciones humanitarias internacionales.
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