lunes, 3 de agosto de 2009

Published 4:11:00 p.m. by with 0 comment

El sistema Polaroid vuelve como el Ave Fénix, pero con un nuevo nombre.

 Desde la aparición de la primera cámara instantánea en 1948 se vendieron alrededor de 1.000 millones de ejemplares.


 La cámara Polaroid ha sido uno de los iconos del siglo XX: sus instantáneas con marco blanco han sido un fetiche de artistas y aficionados a la fotografía, y todo parecía acabado con la revolución digital, pero un grupo de irreductibles tiene un proyecto para devolverla a la vida.

 En junio de 2008 las películas de la legendaria máquina de fotos dejaron de fabricarse. Muchos aficionados han peregrinado de tienda en tienda a la caza de alguno que quedase en un inventario olvidado. Pronto no tendrán que hacerlo, a principios del año que viene podrán comprar nuevos carretes para sus Polaroid.

 "La idea es que no haya ningún espacio vacío entre el fin de los "stocks" a principios del año 2010 y la nueva película para las cámaras", indica en Viena Florian Kaps, impulsor de "The Impossible Project" (El proyecto imposible), un nombre en clave que revela las incertidumbres iniciales.

 El lema también es un homenaje al inventor de la película Polaroid, Edwin Land, y a una de sus célebres frases que preside la nueva aventura: "no emprendas un proyecto hasta que sea manifiestamente importante y casi imposible".

 La idea surgió el mismo día del cierre de la fábrica de películas de la marca en Enschede (Holanda). Kaps, de 39 años, era uno de los invitados a la clausura porque gestionaba polanoid.net, la mayor comunidad virtual de aficionados a ese tipo de fotografía.

 Allí coincidió por casualidad con André Bosman, hasta entonces uno de los ejecutivos de la empresa, y pronto otra decena de trabajadores de Polaroid se embarcaron en el desafío de inventar un producto que tuviera las mismas características de la Polaroid.

 La nueva película aún no tiene nombre ya que el de la marca estadounidense no lo pueden utilizar por razones de derechos, pero mantendrá sus señas de identidad: su definitorio marco blanco, el característico olor químico, los colores desteñidos y el minuto de espera hasta que las imágenes se revelen poco a poco.

 El proyecto contó con un capital inicial de alrededor de tres millones de euros y, a pesar de las incertidumbres, han cumplido el objetivo propuesto de lanzar la película el año que viene. Primero será un carrete en blanco y negro, y después llegará el color.
 "Hay muchas personas jóvenes que están descubriendo las Polaroid y la fotografía analógica. La gente ha descubierto que lo digital no lo es todo, por ejemplo, el vinilo con su característico sonido tiene más encanto", sostiene Kaps al explicar que hay un movimiento "retro" que se rebela contra el mundo digital.
 "La gente hace ahora miles de fotografías, muchas sin sentido, y se desengaña. La fotografía analógica es algo especial, una creación única, es un momento que el fotógrafo debe elegir con cuidado para dejar algo para el recuerdo", agrega sobre el auge analógico.

 Este tipo de fotografía ya no es tampoco un reducto de nostálgicos; el perfil del usuario es una persona de entre 24 y 47 años, con una educación y un nivel de ingresos elevados, creativos y bien integrados en el mundo digital, según los datos que maneja Kaps de los más de 16.000 usuarios de polanoid.net.

 Pero además del argumento romántico de luchar para que no desaparezca este tipo de fotografía instantánea, existe un claro y reconocido componente comercial en los esfuerzos.

 "Nuestra intención es producir y vender el año que viene un millón de películas, la demanda según nuestros cálculos y los originales de Polaroid es de 10 millones de carretes anuales", indica.

 Desde la aparición de la primera cámara instantánea en 1948 se vendieron alrededor de 1.000 millones de ejemplares - el modelo más famoso es la mítica SX-70 - de los que entre 300 y 500 millones todavía pueden funcionar.

 Kaps ha encontrado un enorme nicho de mercado con una demanda garantizada para un producto del que se carecía de suministro. A pesar de que la cámara ha pasado de ser un producto de masas a un objeto de culto con un círculo de usuarios más reducidos, el negocio está casi garantizado.

 Y los precios de los nuevos carretes no serán más baratos que los anteriores, un carrete de 10 fotos costará alrededor de 20 euros. Además, el año que viene planean poner en el mercado una nueva cámara con ajustes manuales.
Fuente: EFE
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