Miro este azahar y recuerdo a mi madre recolectando las blancas flores de un naranjo. Sus aromáticos pétalos los guardaba en una botellita de cristal donde vaciaba alcohol, dejándolo reposar.
Después de un tiempo, a la hora en que mi padre regresaba del trabajo, ella le esperaba con sus sienes perfumadas de azahar y una maravillosa sonrisa de mujer enamorada.
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1 comments:
Precioso e interesante blog.
Linda historia.
La voy a imitar.
Gracias.
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