domingo, 3 de octubre de 2010

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Un periodisto de sólo 18 años...

Acabo encontrar este recuerdo de mi primer reportaje. Estoy en la primera fila con una mano en la barbilla. En las profundidades de la mina de cobre que ahora conocemos como "El Teniente". Yo acababa de cumplir mis 18 años. Se acercaba el verano en San Fernando. Largo y tedioso. Se me ocurrió que podría crear algo que rompiera la monotonía de esos días. Era el comienzo de los años "60. Imaginé que un mineral tan grande como el de Sewell tendría en Santiago una oficina de Relaciones Públicas. Y les envié una carta. Les decía que era un periodista colchaguino y que deseaba hacer un reportaje al mineral. ¡Y me creyeron! Fui invitado a una visita donde participarían alumnos de los Cursos de Verano de la Universidad de Chile. Respondí aceptando. Y, en el intertanto, fui al principal periódico de mi ciudad. Pedí hablar con el Director y en el colmo de la inmodestia, les pedí una credencial de prensa. Porque tenía la posibilidad de hacer y escribir un reportaje sobre algo muy interesante, diferente a las noticias sozas que ellos publicaban permanentemente sus ediciones. El Director aunque sorprendido ante mi desembozada irreverencia, tuvo fé en mi. Salí de su oficina con una flamante credencial. Y partí al corazón de la montaña. Vi la grandiosidad de las faenas de extracción de nuestro cobre. Gocé de los increíbles laberintos. Supe que era una "buitra", vi los procesos de lixiviación del metal. Llené mis ojos con los resplandores rojizos de la Fundición de Caletones. En la noche regresamos a Rancagua y desde allí combiné para la ciudad de San Fernando. Y escribí el primer reportaje de mi vida...
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