A la vera del camino |
Recuerdo que dejaba la capital con la idea de llenarme los ojos con el verdor de la naturaleza.
Ahora, es muy diferente.
Sin desmerecer la alta calidad de los caminos, casi toda la ruta es un largo transcurrir por espacios cercados de paredes de cemento que impiden ver lo que hay afuera.
Es como ir con anteojeras.
La mente se robotiza con esas interminables paredes grises.
Hace cuatro días, regresando de un corto viaje, me encontré con este paisaje a la vera del camino. Lo atesoré con mi cámara y lo comparto con ustedes...
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