Desde la ventana de mi habitación veo las luminosas gotas de lluvia. Los alambres de cuales penden disfrutan el ser portadores de la efímera belleza que nos regala este invierno.
Después de la lluvia, algunas gotitas de agua quedan atrapadas. Después, el sol las evapora o bien la fuerza de gravedad las hace caer. Eso sucede en un lapso muy breve. Si queremos inmortalizar esos instantes casi mágicos hay que tener a mano una máquina fotográfica lista para captar la escena...