O ir a ver la Parada Militar.
Partir en sacrificados grupos a la playa. Pagando hasta las ganas
por un pasaje de micro.
Y en medio de otras tantas maneras de enardecerse y agotarse nos encontramos con un espacio hermoso que llama a la reflexión y a la calma.
Libre de multitudes, silencioso. Con la fuente refrescando su entorno, hacen que olvidemos estos días enloquecidos y nos regalemos un lato espacio de paz interior...
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